sábado, 14 de septiembre de 2024

La crisis de la imaginación y cómo combatirla (según mi experiencia cuidando niños)

Ilustración de Beatrice Blue intervenida  


Alguien me dijo alguna vez, quizás fue en mi propio colegio, no me acuerdo, que podría hacer talleres extraprogramáticos en el colegio donde trabajaba, o donde iba su hijo/a porque existían talleres impartidos por no-profes. 
Hace tiempo me preocupó real y profundamente que mi sobrina de 7 años me dijera que "no tenía imaginación". Que no sabía cómo jugar sola ni como inventar un dibujo porque no se le ocurría nada. A mi me pareció realmente catastrófico. De verdad. Cómo alguien de esa edad no iba a saber imaginar. Me preocupó en serio.

Cuidando niños me he dado cuenta que esto es muchísimo más común de lo que quisiera.

La semana pasada conocí a dos niñas que van a colegio montessori, (creí que con ellas sería menos probable) y me dijeron lo mismo. Que odiaban que les dijeran que imaginaran algo porque no sabían, o no se les ocurría nada. Puede no parecer tan grave, pero para mi, es gravísimo.

Y he visto en vivo, el porqué. Los niños están tan estimulados, que pareciera que les hace falta imaginar. Como si todo estuviese ya creado. Porque hay tanto entretenimiento prefabricado, que no necesitan imaginarlo ni crearlo. No tienen idea cuánto más hay por inventar y no parecen interesados en hacerlo.

En los cumpleaños los llenan de entretenedores, de juegos inflables, de animadores, de distracciones y entretenciones programadas. A los niños de hoy, les cuesta cada vez más entretenerse solos.

En los 90, cuando yo era niña, en los cumpleaños no había mucho más que globos, serpentinas, torta, bebida y comida chatarra como suflitos o papas tipo lays. Las naranjitas de jalea eran quizás lo más elaborado en la mayoría de los cumpleaños. No necesitábamos más.  
Hacíamos clubes, jugábamos juego de roles, inventábamos realidades mágicas. Hacíamos pociones mezclando jugos, bebidas y pétalos de flores. 
A los niños les bastaba una pelota y a las niñas una cuerda o un elástico. No veíamos tanta tele porque no había tanto para ver. Al principio el cable era caro y los que lo tenían podían ver  programas educativos o estimulantes como Art Attack, "Cómo y Por qué" o "Historias reales, niños reales". 
La tele nos enseñaba, o al menos discovery kids, mi favorito, a imaginar, a salir al mundo, a querer ser un héroe real para salir en ese programa de niños reales. 
No sólo veíamos Art Attack, intentábamos replicarlo. Aprendimos a usar el "engrudo especial" e intentábamos lograr lo que Neil, el animador, lograba. No sólo mirábamos como otro lo hacía (lo que hacen los niños que ven a gamers jugar en vez de jugar ellos mismos).

Éramos curiosos y nos cuestionábamos mucho más, porque sabíamos mucho menos.

Por eso yo, con los niños de mi vida, me esfuerzo especialmente en fomentar la imaginación y la creatividad. El amor por lo simple, por los bichitos, los pajaritos, por la naturaleza en general...
He enseñado a mis Apóstoles de María, niñas de entre 6 y 10 años aproximadamente, a jugar al elástico; con mis niños cuidados más grandes, hemos hecho competencias de aviones de papel, hemos jugado a los países, explorado la naturaleza, hecho experimentos... 
He montado con niños de todas las edades, en varias casas, fuertes de almohadas y frazadas, y hasta una vez, con mi sobrina tuvimos un desayuno bajo la mesa del comedor que prepararon unas hadas mágicas, que dejaron su huella de polvo de hadas, una noche mágica. 
Me ha tocado ver dinosaurios aparecer "magicamente" en una plaza de juegos y he visto a los ojos de sus dueños iluminarse al creer en la magia. 
Esa misma luz que veo en sus ojos y el orgullo que me da que mis niños (con los que trabajo de Mary Poppins, o con mis familiares) –ojo que también por la influencia de sus propios papás– sí tengan imaginación; sí sean capaces de ver en donde otros ven sólo aire, un mundo fantástico. 

Eso es lo que hace que mi trabajo como niñera tenga sentido. Porque la imaginación es importantísima para la vida. Es la base de la creatividad, y esta, la base del arte. Y un mundo sin arte es gris. Un mundo sin imaginación, además de aburrido, es triste y yo quiero para el futuro, un mundo de colores, de arte. Un mundo feliz. 

Que no nos sea indiferente la falta de la imaginación. Pongámonos las pilas. Eduquemos a nuestros niños con menos pantallas y con más juego, con más arte. Criemos niños curiosos, que busquen respuestas no sólo en internet. Vayamos a los museos. Juguemos con ellos al aire libre, que como dice una sabia canción de niños "Apaga la compu, la tele y abre la ventana. Que no hay pantalla más verdadera y más sana" [Abre la ventana - Dúo Karma]

Ilustración de Alessia Girassole

Y si vemos tele que no sea cualquier basura para dejar a los niños tranquilos y callados. 
Televisión Nacional hizo, en la pandemia, con NTV un muy buen trabajo. Encontré en ese canal, el mismo estilo de programas que veía yo de niña. Programas para aprender de animales, de las profesiones, del espacio (con gente como el Profe Maza) y además, en este caso, hechos en Chile, qué mejor que ver algo en nuestro propio 'idioma'...siento que no se conoce o no lo han sabido aprovechar lo suficiente los niños de hoy...

Empecé este escrito, inicialmente, sólo como una historia de instagram para era encontrar a quién me había propuesto lo de los talleres, porque me ENCANTARÍA hacer un taller de imaginación, para aportar con mi granito, a combatir aunque sea de a poco, esta epidemia de falta de imaginación y creatividad. 
Haríamos cuentos inventados con personajes aleatorios; paseos de aventura para descubrir la naturaleza, manualidades y experimentos... Material y experiencias tengo muchos. Y no me cabe duda que haría tan felices a los niños, como a mi...
Así que me ofrezco. Soy materia dispuesta para quien quiera contratarme para eso. Como he dicho ya un montón de veces, descubrí que mi verdadera vocación no era tanto el diseño como sí siento que lo es la creatividad. Y la imaginación tiene TODO que ver con eso. Así que si a alguien le tinca un taller así, no sólo ayudaría a los niños, si no también a mi, a ejercer mi vocación, que como yo lo entiendo, desde mi educación y creencias, es para lo que fui creada...