Ahora, para dar un poco de contexto, hace poco descubrí en mi, algunos rasgos de personalidad que comparto con muchísima gente, y que me hicieron por un lado, entender por qué soy como soy (en algunos aspectos), y por otro, sentirme muy “no sola en el mundo”. Lo primero, fue entender el efecto de mercurio retrógrado en los sagitarios nacidos un miércoles a las 4.20 am (entendí por qué soy volada por naturaleza). Es broma. Jamás le daría tanto crédito a la astrología jajaja.
Hablando en serio, ambos descubrimientos los hablé con mi psicóloga.
El primero fue descubrirme comprendida en @daniconlapiz y su explicación de lo que significa ser “multipotencial”. Mi cerebro hizo 😱🤯 al mismo tiempo que 🥺😭 al mismo tiempo que 🤩🥰.
Sin explayarme demasiado, porque ya me fui por las ramas —Hola awela, tú sabes cuál: sí, este también va a ser largo, lo siento—, ella explica que existe gente sin una vocación única, que tiene múltiples vocaciones en las que no profundizamos no por flojera o falta de pasión, sino por exceso de pasión, de creatividad y de capacidad de aburrimiento (y déficit atencional muchas veces). Hablaba de cómo no nos sentíamos identificados con nuestros títulos porque no representaban completamente lo que éramos como persona. En mi caso, SIEMPRE, que me preguntan qué estudié o qué soy, viene un PERO detrás de “Diseño de Vestuario y Textiles” porque no calzo con la imagen que la gente tiene de eso. Y no me siento “digna” de ser eso. Porque no soy sólo eso ni me siento eso.
Soy también fabricante y decoradora de galletas y tortas; soy niñera y de las buenas; soy escritora de cuentos, poemas, canciones, y tengo un blog. Soy Pintacaritas. Soy todo eso y a pesar de mis talentos siempre me he sentido insuficiente para lo que el mundo espera de un profesional. En fin; eso fue lo primero que descubrí de mí en este último mes.
Lo segundo, fue —y esto me lo propuso la psicóloga misma— que soy una PAS, persona altamente sensible. Y según el video que me mandó la Cata, la psicóloga, donde lo explican; las personas así somos altamente empáticas (no sólo con los humanos), por lo que sufrimos y nos enojamos fácil, o nos afecta más de lo normal, cuando sentimos que no se es empático con nosostras (las personas, no sólo las mujeres), o cuando se nos malinterpreta como poco empáticos, cosa que es altamente frustrante cuando uno hace un esfuerzo por serlo.
También tenía en común que somos capaces de maravillarnos con una mariposa o con cualquier cosa muy simple que otros ni pescan — ejemplo concreto, literalmente escribí un poema acerca de cómo mientras me ducho, el sol entra por la ventana y hace que el agua se vea como gotitas de arcoíris y que por esa misma ventana, donde hay una tela de araña, me imagino que rellenando los espacios que genera la tela con colores se generaría un mosaico digno de Gaudí. Y me maravillo por la grandeza de Dios que me regala la posibilidad de notar e interpretar esas cosas. El poema existe, escrito a mano, lo juro jajaja.
Volviendo al título y a la grandeza de Dios, y aludiendo a la empatía de la que tanto me gusta hablar y que intento practicar; quiero explicar por qué me gusta comparar a los animales con las personas. Por qué soy capaz de igualarlos al hablar de razas pero reconozco su diferencia cuando defiendo lo que plantea el actual Papa respecto de las mascotas.
Y es que para mi – y según yo esto no es especismo– “el hombre” en el sentido hasta desde lo bíblico, es efectivamente superior a los animales. Y la Biblia lo explica en él Génesis. Dios creó al hombre para cuidar su creación. Le dio la tarea de cuidar a los animales y a la naturaleza; y nos hizo razonanates no para ser más inteligentes, sino, según yo, para poder cumplir esa tarea.
Está claro que lo hemos hecho como las wifas pero eso no quita lo lógico de lo que plantea “el libro sagrado”. Y para mi la superioridad del hombre radica en eso: somos los únicos capaces de hacernos cargo del resto de los seres vivos. Un perro no puede cuidar a un elefante, ni hacer crecer plantas. Y por paradójico que parezca, porque reitero, no hemos hecho una buena tarea, eso sí nos hace superiores al resto de la Creación.
Por lo mismo, yo planteaba que al ser “superiores” lo natural es hacer una diferenciación entre cómo se trata un humano y cómo se trata un perro. Y ahí estuve de acuerdo con el Papa y compartí una opinión por la que fui juzgada por varias personas, al justificar que Francisco criticara a quienes tratan a sus mascotas como personas y al comparar la adopción de perros con la de humanos (porque obvio es más complejo e importante/impactante/difícil adoptar un niño pero el principio de la lógica de la adopción es el mismo: seres que necesitan Amor).
Y no es que crea qué hay que querer menos a una mascota, sino que al menos a mi, me parece absurdo igualarlas a un humano, porque nadie me puede negar que perder un hijo humano es más grave emocionalmente, por ejemplo, que perder un hijo perruno. Porque la relación entre los de la misma especie es y siempre va a ser diferente que la de una especie con otra.
Jane Goodall cuenta en el documental del Papa que está en Netflix (lo recomiendo: Historias de una Generación con el Papa Francisco) que había un gorilita muy regalón de su mamá. No se le despegaba, y cuando ella murió, Gorilita dejó de comer, se deprimió y a la semana murió.
Estoy segura que si quien hubiera muerto hubiese sido Jane, que obvio no era ni su mascota ni estoy comparándola con eso, pero vivía entre ellos y de alguna forma se había hecho su amiga, Gorilita no habría tenido una reacción emocional ni en una fracción similar. Ese es mi punto. Me parece antinatural igualar a las especies diferentes, y en ese sentido, las declaraciones del Papa, que de fondo tienen lo mismo, me hacen sentido en un 100%.
Otra de las veces en que fui malinterpretada al comparar humanos con animales, y aquí yo los igualé, pero en forma de analogía, no como, equiparándolos; fue cuando compartí una canción que escribí o más bien creé (porque es un audio), mientras caminaba por el borde costero, después de observar a la gente paseando perros.
La canción, que me nació en inglés decía “and race wasn’t supposed to be a race” y hablaba de el sinsentido de las diferencias raciales en un mundo en que vivimos –y esto no era parte de la canción si no que de la reflexión con que la acompañé– y comparaba la situación con los perros. Lo fácil que era entender que la raza no define ninguna diferencia más que el look y que una prueba de aquello era nuestra relación con los perros. Que era increíble pensar que en un mundo donde no hacemos diferencias entre amar a un gran danés versus un chihuahua mexicano, o un pastor alemán, o un scottish terrier, o un chow chow, nos costara tanto ver que las diferencias raciales entre humanos no merecían, por ser diferencias, ninguna diferencia, valga la redundancia, de trato, ni de dignidad.
En ninguno de los dos casos quise ni juzgar ni “no empatizar” con los humanos ni con los animales. Mi afán fue siempre defender estas ideas que son sencillas de entender pero que siento que al mundo le falta profundizar. Por eso ahora las escribo aquí, para que ojalá a más personas les hagan sentido y ojalá las compartan.
Sé que la parte de la multipotencialidad y lo de mi ser altamente sensible no tienen que ver con lo de los animales. Pero tienen todo que ver con el origen de estas reflexiones, y porque a mi me hizo sentido descubrir esas cosas en mi, lo comparto con ustedes, quizás les pasa lo mismo y se ven reflejados aquí.
PD: Mis poemas y canciones siempre están abiertos a ser publicados si a alguien les diera curiosidad. No tengo problema con compartirlos. Y la verdad me encantaría musicalizar alguna vez en mi vida alguna de mis cosas así que dejo eso ahí en el aire jajajaja.
PD2: Sobre multipotencialidad visiten el IG de @daniconlapiz. Ella tiene un vivo muy bueno, es el con más de 5k views y existen varias charlas TED del tema también.
Sobre PAS, Personas Altamente Sensibles también hay TED talks varias.
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