Ingredientes:
Para la Sopa:
1 cebolla pequeña (100 grs app.)
50 ml de Aceite de Oliva
3 Betarragas medianas
200 Gramos de Coliflor
Ciboulette
Pimienta
1/2 litro de agua
*Cebollín (para servirla)
Para la Ricotta:
1/2 litro de leche entera
1/4 de taza de crema espesa
1 cucharada de jugo de limón
Sal.
Yo la sopa de esta receta con la Bellini, un robot de cocina increíble que he tenido la suerte de tener a disposición. Pero en se puede hacer con o sin ella.
En la Bellini sería así:
Poner la cebolla cortada con el aceite y el ciboulette a gusto. T:ST V:2 T: 5 min.
Agregar el resto de los ingredientes. T:100º V:3 T:30 min.
Dejar enfriar y triturar V:8 T:30 seg.
Sin la Bellini:
Sofreír la cebolla con el aceite y el ciboulette a gusto.
En una olla, poner el agua con la coliflor y las betarragas en trozos hasta que estén bien cocidas.
Una vez pasado el tiempo, agregar a la olla las cebollas y aliñar.
Una vez frío, licuar.
Para la ricotta usé un cuarto de esta receta:
http://parsleysagesweet.com/2009/05/04/eating-my-curds-and-ditching-the-whey/
Se hierve la leche mezclada con la crema, se agrega la sal y luego el limón a fuego bajo. Se revuelve por 2 a 5 minutos y después se filtra con un paño.
La sopa se sirve con una cucharada de ricotta y cebollín picado como se ve en la foto.
De todo un poco de lo que hay en mi cabeza : Opiniones, ideas o instantes de espontánea inspiración, a veces, sin motivo; o quizás con el motivo de usar mis manos y las habilidades que Dios me quiso regalar.
lunes, 29 de junio de 2015
sábado, 27 de junio de 2015
LA PARTIDA AL OTRO LADO DEL CAMINO (y lo que es para mi)
Me “floreció” hablar acerca de este tema por Julio. La
verdad es que yo nunca he “perdido” (por todo lo que voy a escribir nunca es una pérdida realmente)
a algún familiar (sólo viejitas tipo bisabuelas que ya había vivido en su
plenitud), entonces la partida de Julio tocó muy profundo mi corazón. Y el
hecho de que el fuera como fue, lo hizo un evento aún más potente en mi vida.
Ojalá puedan compartir, o quizás no y debatir mi punto de
vista, porque una de las cosas que agradezco de esta era de las redes sociales,
es que nos permitan compartir ideas como acá.
Quizás sea demasiado personal, pero como ya lo he hecho
antes, me vuelvo a arriesgar, total, no hay nada realmente relevante que pueda
perder…
Desde que recuerdo tener la capacidad de razonar más
reflexivamente, y según mi fe, de muy chica siempre me llamó la atención la
connotación negativa que existía en relación a la muerte. Por qué la gente le
teme, si realmente significa el paso a algo mejor, y no un poco mejor, o mucho
mejor, algo requetecontrasuperhipermucho mejor. Entonces, ¿Cuál es el temor?
Yo pensaba “Si el día que me muera es el día en que me voy a
encontrar con Dios, entonces, ¿Por qué hay que esperar tanto? ¿Por qué la gente
no QUIERE morir? ¡OBVIO que yo anhelo ese momento!”
Todas estas ideas siempre tomando muy en cuenta eso si, que
la decisión del momento en que este encuentro debía ocurrir no es de los
hombres sino de Dios y que debemos respetar sus tiempos.
Sin embargo, igual me costaba entender que creyendo en
Cristo, en lo que fue su misión y Resurrección, sintieran incertidumbre y miedo
a la hora de enfrentarse a la idea de morir.
Y es verdad, se supone (perdónenme sacerdotes por decir “se
supone”), que no todos nos vamos al cielo, y realmente no hay cómo saber si uno
fue, está siendo o será lo suficientemente bueno como para poder llegar ahí. Y claro, con incertidumbre, cómo no
temer si es que una de las posibilidades es quedar dentro del infierno como lo
plantea Dante en la Divina Comedia, viviendo un horror eterno. Así cualquiera le teme a la muerte.
Sin embargo, si yo, si tu, realmente crees en la
misericordia de Dios, ¿de verdad crees que, a pesar de no ser digno, Él no te
dejaría llegar a sus brazos? Si aquí en la Tierra, con esa misma carencia de
dignidad, entra en nuestros corazones a través de la eucaristía. ¿Por qué ahora
no permitiría que nosotros fuéramos parte de Él, tal como Él mismo se introdujo
en nosotros?
Me acuerdo que en una misa, no me acuerdo que estábamos
renovando, pero uno de los puntos, era (no me acuerdo cómo estaba redactado)
acerca de prometer no ser soberbio y creer que uno tenía ganado el cielo. Yo no
estuve de acuerdo. No digo que yo me crea santa ni que esté segura de que para
allá voy, pero si me creo capaz de hacerlo, si creo que SÍ puedo vivir acorde a
lo que el Padre me pide para irme con Él, si fijo eso como una meta de vida. Si
creo que estoy tan cerca que puedo saborearlo, ¿acaso no será más fácil
enfrentar la vida intentando mantener viva esa esperanza? Viviendo en función
de la santidad, de llegar alto. Nadie es perfecto, bueno, sólo Dios. Nosotros
somos perfectibles y eso nos invita a ser siempre mejores. Jamás vamos a poder
sentir que hicimos suficiente porque siempre va a haber más. Por eso nuestro
anhelo nunca va a tener fin, por lo que nuestra esperanza no debería cesar,
hasta el día en que, habiendo vivido lo que Él, desde la eternidad preparó para
nosotros, sea Él, quien decida tomarnos de la mano y hacernos Uno en un abrazo
eterno.
Y lo mejor, es que a pesar del dolor que quede en la Tierra, nunca, pero nunca vamos a estar más cerca de los nuestros como ahí.
En fin, los invito a mirar la vida así, a vivir siendo la
mejor persona que puedan ser y a jamás temer a la muerte, porque ahí parte la
VIDA verdadera, la mejor y más feliz.
Por último, no tengo ninguna intención de morir aún, pero desde
ya, les dejo mi manifiesto para que sepan qué hacer cuando me toque partir. J .
Para cuando me toque partir:
Yo no quiero lágrimas
de pena, quiero lágrimas de alegría.
Alegría de haber
compartido el tiempo que hayamos compartido.
Alegría porque al fin
seré una con el Padre.
Al fin podré mirarlo
Cara a cara.
Quiero que cuando me
muera, me pongan en una caja, no un ataúd.
Una caja de cartón, de
madera, da igual.
Quiero que en ella
pinten alegría.
Que la llenen de
colores.
Que le escriban lo que
compartimos.
Porque si no me toca ir arriba, al menos me llevaré su amor y alegría.
Quiero que se rían de
mis recuerdos.
Quiero que me
recuerden feliz.
Quiero que no olviden
lo “rara” que fui.
Que no olviden mis
exasperaciones y voladas (como ahora).
Que no olviden mis depresiones
y debilidades.
Quiero que me
recuerden como lo que fui, con todo lo que fui.
Con todas las
desubicadas y todos los aciertos.
Con mis videos personales y mis cantos nerviosos,
Pero sobre todo,
quiero que me recuerden por mi alma de niña,
Porque nunca crecí en
el alma,
Porque quise ser hija
hasta el fin.
Hasta después de haber sido mamá.
Porque seguí jugando como niña con mis hijos cuando pude.
Y ya en paz, querré VOLAR al Cielo.
Querré hacerme fuego,
hacerme viento, hacerme naturaleza,
Porque no voy a querer “Descansar
en Paz”,
Porque no voy a querer descansar más.
Querré “VIVIR EN PAZ”,
alegre y de fiesta, hasta siempre.
Querré ser ese abrazo
eterno del que habló Kanki.
Querré estar en esa
carcajada estruendosa y potente sin fin que se llevó Julio.
Querré ser más hija aún
acompañada del Padre José (K).
Querré ser un GIRASOL
que NUNCA deje de mirarte a Ti.
Eso quiero cuando
parta…
viernes, 26 de junio de 2015
San July, te lo mereces
Ayer se fue al cielo un amigo muy querido. Aunque no éramos
así, súper cercanos, era un buen amigo. Era una gran gran persona. Y realmente
me siento honrada de haber podido conocerlo.
Julio fue un santo joven, y no creo estar exagerando, de
verdad pienso que sí. Con una inmensa alegría y una característica risa
contagiosa de carcajadas estrafalarias no pasaba desapercibido. Bueno como
pocos, de corazón noble vivió según el modelo de Cristo, vivió por y para Él y
sus 26 años fueron un reflejo de aquello.
Es difícil entender a veces por qué Dios se lleva a la gente
así. Por qué, si son un aporte tan inmensamente bueno en este mundo se los
tiene que llevar. Pero la verdad es que todos estamos de paso. Todos vamos a
llegar a nuestro fin aquí en la Tierra y el tiempo que dispongamos aquí, es el
tiempo que tenemos para ser esa pieza del puzzle, irremplazable, para lo que
hemos sido creados. Estamos aquí para cumplir, cada uno, una misión que es
personal, única e intransferible, y Julio, ¡pucha que lo hizo bien! . Nos dejó
cómo legado su eterna alegría, su fuerza para enfrentar la vida y sus
obstáculos con la mejor cara, confiado en Dios y sin dudar de sus planes.
Ya por su forma de enfrentar la enfermedad nos dio un
ejemplo inmenso y como si eso no fuera suficiente, nos demostró, junto con la
Susi el verdadero poder del amor, cómo éste es más grande que cualquier
dificultad y cómo se puede vivir en el amor, por el amor y para el amor, hasta
el fin de nuestros días.
Julio querido, con tan sólo 26 años nos enseñaste lo que
muchos tardan en enseñar en una vida longeva y completa. Aunque nos duela aquí
abajo, nadie podría decir que por corta que fuera tu vida, no fue una vida
completa. Marcaste a tantos y al parecer así Dios quería que tu vida completa,
durara 26 años. Jamás te olvidaré y por siempre hablaré de ti como “un amigo
santo” que conocí (y en realidad descubrí), cuando juntos quisimos entregar “la
vida en Cristo por el Alma de Chile”.
Ojalá algún día no seamos sólo los que te conocimos en
persona quienes veamos en ti ese gran ejemplo de santidad. ¡Sos un grande July!
PD: ¡Te juro que voy a empezar a rezarte para la beatificación!
PD: ¡Te juro que voy a empezar a rezarte para la beatificación!
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