jueves, 20 de julio de 2017

Carta a los Diputados

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Ya está terminando el proceso de la ley de aborto, y ustedes votarán #3causales considerando lo soguiente:


1. Menores de 14 años pordrán abortar sin el consentimiento de sus padres.

2. Dos de las tres causales no plantean límite gestacional.
3. Causal de violación, sin exigencia de denuncia.4. Inviabilidad fetal sin siquiera la exigencia que sea diagnosticada por especialistas materno-fetales.
5. Un "Programa de Acompañamiento" con principio de "no disuasión"; pero sin el principio de "no persuasión". Además de ser más que un acompañamiento, una asesoría.
Y lo peor. si el aborto fracasa y el feto nace vivo, no se asegura su asistencia o reanimación.

Soy María Germana Campos Lagos, tengo 25 años, y aunque no puedo decir que he vivido ninguna de las situaciones sobre las cuales se está legislando, sí he tenido la oportunidad de conocerlas bastante de cerca. 


En el caso del embarazo inviable, lo viví a través de mi tía. Mi prima Anastasia tuvo un paso corto y doloroso por la Tierra. Con un embarazo de alto riesgo, nació con anancefalia, y vivió un sólo día. A pesar del dolor tremendo por el que pasaron mis tíos, si volviera a suceder, harían lo mismo. La Anastasia vivió un día en la Tierra y permanece en la eternidad. Mi tía atesora su memoria y la considera su angelito, todos lo hacemos. Todo esto puede sonar muy "romántico" o puede perfectamente verse como "no aplicable" para otros casos, o como un fundamento débil. Sin embargo, la vida de la Anastasia es mucho más que eso. Mi tía, quien con certeza se puede asegurar, fue la más golpeada por el caso, no logra entender la visión actual que tenemos frente al dolor. ¿Por qué escapamos del dolor? ¿Por qué tratamos de evitarlo a toda costa? ¿No es acaso el dolor parte íntima, indeleble e innata de nuestra propia humanidad? ¿Cómo podríamos apreciar lo bueno si no existiera algo de dolor? El dolor, más que hacernos humanos en el sentido biológico, nos humaniza en el sentido filosófico, o espiritual. El dolor nos permite ser empáticos. El dolor nos permite ponernos en los zapatos del otro, y ¡Pucha que se necesita empatía para hacer SU trabajo! Ustedes son los representantes de la opinión de todo un país. La empatía debiese ser el primer requisito para ser representante político. Sin embargo, a veces parecen tan apáticos, tan ajenos al dolor de otros.

No es mi intención poner un juicio moral sobre ustedes, como dije, tengo sólo 25 años, yo me siento aún (aunque sé que hace rato no lo soy) una niña, sin embargo creo que como chilena, como ciudadana, como votante, merezco dar mi opinión respetuosa (espero no se lea en ningún caso de otra forma).

Podrían decirme ahora, que frente a lo que acabo de exponer, mi punto pierde validez porque hablo de soportar dolores que no me ha tocado vivir (quizás), que "no todos los casos puedes ser como el de mi tía" y que estaría decidiendo por otros, perdiendo yo, la empatía. Sin embargo, aunque no sean se la misma índole, mi vida ha estado llena de circunstancias dolorosas, de pasadas a llevar, pisoteos, fracasos, derrotas, que muchos querrían borrar de sus historias pero que sin ellas, yo no tendría la fuerza de espíritu que puedo tener hoy. Sin ellas,quizás no estaría escribiendo esto. El dolor sirve, sirve muchísimo.

Ahora, sobre el embarazo en caso de violación: Este, es sin duda el caso más controversial de todos, porque involucra uno de los actos más horrorosos que puede sufrir una mujer: una violación. Lo peor de todo, es que en muchos casos, ni siquiera podemos hablar de "mujeres", porque son niñas las que se ven vulneradas. Defender la vida en caso de violación podría parecer hasta una violación misma a los derechos humanos, sin embargo ¿Cómo se define la opción más HUMANA?
Yo tuve la oportunidad de conocer a una niña que había sido sistemáticamente abusada y violada. Cuando la conocí, en un hogar de ayuda al niño enfermo al que visitaba con frecuencia, ella tenía trece años. Era muda, tenía "mutismo selectivo" por trauma. A esa edad, ella ya había tenido un hijo, que se encontraba en el sistema. Visité el hogar por varios años, vi crecer a Anna (digámosle así), hicimos con ella y los niños una obra de teatro, donde ella era un hada. No hablaba, pero participaba y se reía. A medida que pasaba el tiempo fue sintiéndose más cómoda conmigo. Me molestaba, me abrazaba cuando llegaba, la llevaba a pasear y tomar helado al Barrio Italia, con otros niños cuando me daban permiso (el hogar estaba muy cerca), los niños eran para mi como primos. Siempre me llamó la atención cómo trataba a las guagüitas que llegaban a la corporación. Para esa época ya tenía 14, y tenía un tacto con ellas. Las tomaba en brazos como si fuera lo más natural de la vida. Obviamente yo nunca le pregunté nada que tuviese que ver con su "pasado". Yo no sabía si ella era consciente de que había sido madre, porque a pesar de que no era tan chica, había tenido una vida tan complicada que para mi era difícil dimensionar qué podía significar para ella. Después supe que ella lo tenía súper claro, que a pesar de todo amaba a su guagua, pero que nunca iba a poder tenerla. 
Me parece increíble cómo a pesar de todo, ella aún quería a esa guagüita. Podría sentir rechazo, podría haber no querido tener nada que ver con bebés, sin embargo, no era así. El caso de la Anna era uno más de aquellos que tanto se ven en lugares como María Ayuda. Donde han comprobado cómo, en cientos de casos, los bebés producto de violación han sido el principal motor para sacar adelante a esas madres y su principal razón para superar ese dolor.


(*La Corporación que acogió a Anna, ese lugar que yo tanto amaba, se cerró el 2016 porque el gobierno decidió que era su responsabilidad hacerse cargo de esos niños y Anna (que nunca me habló, a pesar de que hablaba con todos los niños, las auxiliares y hasta otros voluntarios) fue enviada a un hogar del  SENAME. A través de una de las auxiliares que la iba a visitar, pude comunicarme con ella. Ahí me habló por primera vez. Yo no daba más de la emoción. Cuando al tiempo quise saber de ella de nuevo, se había escapado. Nunca supe más de ella.)

Por ese lado, se puede ver el caso de las madres. Yo no soy quién para juzgar el dolor de una mujer violada, pero sí creo que hay circunstancias en que un aborto puede hacer aún más profundo ese dolor. Por eso creo que es fundamental que exista acompañamiento, pero ACOMPAÑAMIENTO, real, no sólo asistencia en forma de consejo. 

Yo SÍ creo en el valor de la vida desde su concepción hasta la muerte y creo que cuando se está defendiendo el cuerpo femenino (cosa que no está mal) no se puede ignorar que por bendición o maldición, como se le quiera ver, la mujer tiene una capacidad extraordinaria que el hombre no tiene, ni puede jamás tener: la de ser capaz de llevar vida dentro de sí. Yo creo que para nosotras es una ventaja. De cierto modo, nos hace superiores y debiésemos estar orgullosas y abrazar esa cualidad. Y no es que tengamos que "soportar" lo que se nos impone, sino lo que la naturaleza nos regala. Y el acoger vida en nuestro vientre debiese ser algo de lo que nos jactáramos. Entiendo que en caso de violación, esto se hace muchísimo más difícil, pero aún en ese caso, no se está jugando con una, si no con dos vidas. Y el ignorar a la segunda me parece tan inhumano como el acto mismo, de la misma manera que creo para nada bueno, el que no se exija denuncia. Ese punto realmente no me hace sentido. Otra vez intento ser empática y ponerme en el lugar de la violada pero, por mucha humillación o vergüenza que pueda existir al denunciar, ¿es acaso mejor callar? ¿No es ese silencio, más que un permiso para seguir perpetuando el delito de violación? Ahí, en ese punto siento que se vulneran más que en ningún otro los derechos y la dignidad de la mujer. Ahí, quedamos indefensas y se posibilita el volver a este círculo donde el aborto aparece como solución.

Estimados todos, o tu, si es que al menos uno se dio el tiempo de leerme. La vida es mucho más compleja que la biología. La maternidad, deseada o no, es mucho más compleja que el sufrimiento, el dolor o la angustia. Hay algo intrínseco en el ser humano y su descendencia, que supera lo científico. Mi tercera y última experiencia, tiene que ver con el aborto, en esta oportunidad no entre las 3 causales, y no desde la perspectiva de una mujer. Este punto lo comparto sólo porque para mí, es una muestra de esa humanidad que no se entiende por lógica o por biología. 

Es el caso de un muy querido amigo mío. Su polola quedó embarazada de "mala suerte". Él estaba muy enojado. No sabía que hacer. Quería escapar, quería irse lejos. El nunca había querido ser padre. Aborrecía a los niños  y esa idea entorpecía todos sus planes a futuro. Le echaba la culpa a su polola "por no tomarse las pastillas". Tenía rabia y quería dejarla, pero sabía que tenía, a pesar de su voluntad, que ser responsable. Al principio antes de contarle a nadie, trataron de abortar a la güaguita con pastillas, pero no tuvieron éxito. Cuando su polola la vio por primera vez en el sonograma, decidió que la quería conservar. Cuando le contaron a la familia de mi amigo, lo primero que hizo su mamá, fue ofrecerle abortar, pero ellos ya habían decidido conservar al bebé. Pasó el tiempo y mi amigo seguía sin aceptar la situación, decía que nunca querría a esa guagua, que no sabía cómo lo iba a hacer. Reclamaba que esto le había arruinado la vida. Que él quería viajar, que tenía planes que ya no se iban a poder concretar "todo por culpa de este condoro". 

El tiempo pasó y nació preciosa y sana, la pequeña Luna. Era realmente preciosa, de esas guaguas poco comunes, que aún recién nacidas son bonitas. Luna nació con todo bien y a la semana, su pequeño corazón falló y falleció. Mi amigo estaba destruido, el tema lo afectó muchísimo. Nada parecía tener sentido y para mí, era muy curioso todo. Yo, que vengo de una familia muy católica, donde el aborto siempre se ha visto como algo tremendamente negativo, veía como a este amigo, con una visión totalmente opuesta, se le desgarraba el corazón por alguien que para él no tenía ninguna importancia. Para mi, la experiencia de este amigo fue clave para entender un poco mejor la naturaleza humana. Y es que parece ser que existe una unión inexplicable entre un padre y un hijo, que va más allá de la lógica y la razón. La historia de mi amigo ateo y su pequeña Luna, no se quedó sólo en ese momento, como algo del pasado. Él lleva hoy sus patitas tatuadas en el corazón, y cada vez que hay luna llena la recuerda. Otra vez parece un cuento romántico, pero la travesía emocional por la que pasó este amigo es real. Él sigue pensando muy distinto a mi, pero él vivió en su propia carne el dolor que puede significar el perder eso que a veces, ni siquiera queríamos... Y eso, ese dolor, no me parece algo que se deba obviar y menor borrar u olvidar.


Vuelvo a agradecer el tiempo que se han dado de leer mi carta, espero que sirva de reflexión para tomar una decisión consciente y representativa, buscando por sobre todo, el bien común.

Se despide 

Germanita (María Germana) Campos Lagos
18.004.478-7