martes, 16 de agosto de 2022

Qué tienen en común Dios, Mary Poppins y la Magia y cómo definen mi forma de ser

Estas podrían ser perfectamente Mary Poppins y Dios 

Bueno, de primeras, lo más básico que tienen en común esas tres cosas, es que son de mis favoritas en la Tierra (si no LAS favoritas).

Dios, como todos saben, Maestro de maestros, Creador de creadores, Fuerza del espíritu creativo, imaginativo, Padre amoroso, Diseñador primero, la razón de mi existencia, literalmente. El mejor de los magos, el mejor “niñero”...



Mary Poppins, por otro lado, película de Disney, de los años 60’s, ambientada en 1910 en plena primera ola del feminismo; trata de una niñera que movida por los vientos, se dedica a cuidar niños de una forma peculiar, llena de imaginación y magia; y básicamente, a arreglar crisis familiares*. Estimulando a su paso en un altísimo nivel, la imaginación de sus pupilos, y a través de ello enseñándoles a tomar sus remedios, a ordenar sus piezas, y a comportarse, sin dejar de lado las locuras supercalifragilisticoespiladosas de la niñez. 

Primera película de la entonces actriz de tablas musicales, Julie Andrews, quien con esta interpretación recibió no sólo su primera nominación a los Oscars, sino que se llevó el galardón, superando entonces a Audrey Helburn por su papel en “My Fair Lady”, uno de los trabajos más famosos de la última. 

Todo esto antes de convertirse en María, la famosísima “Novicia Rebelde”. 

¿Cómo no amar a Julie si sus papeles más famosos son de una niñera mágica y de una institutriz —básicamente niñera— que era monja, o sea, súper católica, y se convierte por amor en la mamá de siete hijos, o sea, ¿qué más Germanita que esos dos tipos de personajes?

¿Ya van entendiendo por qué esas dos cosas son mis preferidas? ¿Y qué tienen que ver con la magia? 

Y es que para mi, Dios es la expresión máxima de la magia. Pero eso veo la magia como aquello capaz de sorprendernos con desde lo más simple hasta lo más complejo. 

Para mí lo mágico tiene que ver con el misterio y la sorpresa. Con la ilusión en todos los significados que le otorga la RAE. 

Y se me hace entonces imposible no vincular a Dios con la magia. No ver cada regalo en su Creación, como un roció de polvo de hadas que tal como lo hace Campanita en Peter Pan, te llevan a volar. 

Porque la belleza del mundo, de la Natureza, nos eleva. Eleva nuestra humanidad. Nos levanta. Nadie me puede negar que un atardecer lindo te genera algo que te hace liberar endorfinas que suben tu ánimo. O que el sorprenderte con un paisaje que te deja sin aliento, no te acerca a la felicidad. La magia de Dios nos eleva, nos sube los niveles de cosas buenas, y en esa “elevación” literalmente, nos acerca al Cielo, con mayúscula (no a las nubes).

Para mi, esa es la expresión máxima de la Magia de Dios. Por eso, el otro día, tuve una conversación con un tipo en redes sociales que no creía que Dios y la Magia fueran compatibles. “Espera que tenga tiempo para refutar tu forma de pensar, porque si lo vieras como yo, no tendrías dudas de que Dios ES magia”, le escribí .

Y aquí estoy, escribiendo la explicación para este hombre que no conozco, pero que quiso darse el tiempo de tener una conversación de cosas profundas conmigo.

Y bueno, ¿Qué es Mary Poppins sino una representación de esa Magia Divina?. Una mujer (Dios también es Madre, por ser el creador es tan masculino como femenino, porque las distinciones de género son humanas y Dios está fuera de ellas) que vive en el cielo, literalmente, viene de las nubes. Tiene el poder de crear realidades a punta de la imaginación (cómo se ve en toda la escena que contiene la canción “Supercalifragilisticoespiladoso” en la película, donde con los niños entran a un dibujo y en él a un mundo donde la realidad y la animación conviven).


Mary Poppins no sólo le estimula la imaginación a los Banks, sino que aparece en sus vidas para transformar la relación de Jane y Michael (Banks) con su padre. Un hombre de bancos, que por darle importancia al dinero, ha perdido el valor verdadero de las cosas. Mary Poppins llega a la familia y se queda sólo por el tiempo que le permite arreglar esa relación (esto no es spoiler porque 1. La película tiene más de 60 años, y 2. si la quieren ver, uuuf, no les he contado nada).

Por todas estas razones, es que yo, como niñera, trato de parecerme lo más que puedo a la “Practically Perfect”, Mary Poppins. Y aunque estoy lejos de ser prácticamente perfecta, como ella, si la alcanzo, creo es capacidad de asombrar niños con la magia. Los papás de los niños que cuido son testigos de mis esfuerzos por llevar magia a la vida de los niños. Ellos mismos pueden contar su experiencia. Lucas, de cuatro años, ahora cinco, está convencido que sus dinosaurios son mágicos, porque cada vez que íbamos a la plaza, aparecían inexplicables en los juegos. No entendemos cómo lo hacían, siendo tan chicos y de patas tan cortas, para ganarnos en el camino de 5 cuadras que tomábamos para llegar a los juegos. Pero se las arreglaban para aparecer en los resbalines, o simplemente en las plantas. Y si los guardábamos en mi mochila, se volvían a escapar.

Mi sobrina Martina, a sus 6, me dijo hace un tiempo, el mejor piropo que ma han dicho en mi vida. Yo le dije algo así como “¿Marti, si ves que cuando yo estoy aparece la magia?”. Hablando sobre cómo Teté, un loro de juguete sacado de la canción “El Lorito Teté” de Canticuénticos (grupo musical infantil argentino) aparecía mágicamente en diferentes lugares de mi casa. Ella me miro y me dijo: (redoble de tambores) “No Ñaña (así me dice ella — que en Chile es apodo, no significa hermana como en Ecuador, donde viví dos años— para mis amigos de allá jeje), la magia no aparece, TÚ ATRAES LA MAGIA”

Les juro que para mi, se sintió como que me dijeran: “ya cambiaste una vida, puedes morir en paz”. 

O sea, para mi es así de importante estimular la imaginación de los niños. 


Versiones de Teté en todos los niños que cuido

Para mí, es algo, profundamente relevante. No son sólo juegos, es enseñar esa capacidad de asombro que hace que hoy, la Germanita que tuvo una infancia llena de imaginación, tenga todas las capacidades creativas que tengo, y sea capaz de escribir esto, de hacer las figuritas de fieltro que hago, y tanto más.

Cuando tuve la crisis psicótica que me desencadenó la bipolaridad, una de las primeras cosas que me pasó que delataban este cambio en mi cerebro, fue que tenía un exceso de ideas. Llegó un punto en que tenía tantas ideas en la cabeza que me atormentaban. Eran ideas lindas, muy profundas, unas realmente sacadas de teorías conspirativas, pero otras que hasta el día de hoy me hacen sentido.

Una de ellas, fue descubrir que yo, que iba a entrar a estudiar Diseño, iba a hacerlo porque el diseño era (y este era el descubrimiento del tipo lindo de la locura) etimológicamente, sin que nadie lo supiera, lo siguiente (y esto era algo que yo escribía en papelitos por todos lados porque como les digo, me abrumaban ideas que no quería perder):

Si juntas DIOS + me lo ENSEÑÓ, te queda la palabra DISEÑO. 

Y eso para mi, era entender la creatividad, como una expresión del Espíritu Santo. Era entender mi vocación de diseñadora, como parte de mi ideal personal; de traducir aquello que Dios me iba mostrando, de esas ideas inspiradas por el fuego del Espíritu Santo (mi favorito de la Trinidad por ser básicamente el encargado de la inspiración) en creaciones propias. 


Y todas estas ideas de creer y crear, no existirían sin la profunda creencia religiosa de mi familia, ni sin la profunda intensidad creativa que los juegos de infancia sin tecnología, o el grupo musical Mazapán, me regalaron en mis primeros años.

Todas estas son las razones que fundamentan mi forma de ser. Son las razones por las que vibro cuidando niños, porque esta pega de niñera, me permite hacerles creer en la magia. Y para mi, hacerlos creer en la magia, no es hacer otra cosa, que acercarlos a Dios.

Así que ahí, está, amigo de las redes, espero haberte hecho cambiar de opinión acerca de la compatibilidad entre Dios y la Magia.

Y a todos los que no han visto Mary Poppins, ojalá les den ganas de hacerlo, y ojalá con los niños de su vida…


*La película “Saving Mr. Banks”, de 2013, basada en hechos reales, protagonizada por Tom Hanks como Walt Disney y Emma Thomson Como P.L. Travers, creadora de Mary Poppins, se adentra en la realidad detrás de esta idea de “rescatar” la figura paterna, consecuencia de la vida misma de la escritora y su relación con su querido padre, amoroso, pero alcohólico.

domingo, 14 de agosto de 2022

¡He vuelto a las letras! (y volvamos a hablar de salud mental)

Acá el arte de Florencia Pozo que hace un lindo 
uso de pastillas que todos deberíamos tomar. 
Y pantallazo pa que apoyen el arte y la sigan :)


Hace tiempo que no escribo. Y es que pasé por una especie de sequía creativa, que creo atribuir en gran parte a mis remedios. 
Para la mayoría de quienes me leen, es sabido que soy bipolar, pero si no me has leído antes, quizás no tenías idea.
En fin, come buena y responsable persona que padece algún trastorno de salud mental, yo tomo varios remedios que, en mi caso, regulan mi ánimo. 
Come deben saber, la bipolaridad tiene que ver con una fluctuación entre diferentes estados anímicos, en mi caso, entre la depresión y la euforia o manía. 
Suena muy de locos, y es que supongo que algún grado de locura tengo, pero me gusta pensar que es del tipo de locura que me hace especial. 
Y creo que muchas de mis habilidades creativas, incluso esta, de escribir, van de la mano con esa "locura". 
Ahí entra el punto de “la culpa es de mis remedios“, con respecto a lo creativa que puedo llegar a ser. 
Y es que en el último tiempo mis remedios me tenían tan estable anímicamente, que había perdido un poco de mi inspiración o chispa creativa. 
No sé si es como deberá ser pero a mi me mueve mucho la inspiración y sin ella como que no avanzo (eso fue también, lo que hizo que me demorara tanto en sacar mi título de diseñadora). 
Y por eso dejé de escribir en esta ocasión. Me pasaba que tan estable, no sabía qué "decir" o cómo plantearlo. Porque no es que no tuviera ideas, pero no se me ocurría la forma de plasmarlas en algo con sentido, o que encontrara suficientemente interesante como para que otros quisieran leerlo. 

Pero en mi tratamiento hubo un cambio que cambió, valga la redundancia, las cosas. Y es que después de harto tiempo bajando dosis, el psiquiatra me eliminó la quetiapina, un remedio que a mi siempre me dijeron que era (sólo) un regulador del ánimo que con efecto secundario me daba sueño; que tomé desde que tuve la crisis en 2010, en dosis muy altas, y que al parecer— y me acabo de enterar— se usa en esas dosis (más de 100 mg –y  yo tomaba 200)como antipsicótico. 
No les voy a mentir, enterarme que estuve más de 10 años tomando un remedio así, en ese “modo antipsicótico", me hizo pensar "chuta, en verdad debo estar muy loca"; sin embargo, deseché esa idea, en mi afán de defensora/vocera de la salud mental, inmediatamente. Porque creo que no puedo pensar de esa manera si estoy luchando por eliminar prejuicios. Y porque además, realmente no pienso eso. 
Una de las cosas que uno aprende al aceptar que los temas como el mío son efectivamente temas de salud, es empezar a entender que esa "locura" no es más que un desequilibrio químico, y que los remedios no hacen otra cosa que buscar equilibrar eso en mi cerebro. 
No deja de ser impresionante, de todas maneras, el efecto de esos químicos y los remedios, y cómo pueden afectar no sólo el comportamiento de las personas sino también la creatividad. 
Sin embargo, parte de la búsqueda, sino toda la búsqueda del equilibrio a través de la remedios, tiene que ver con encontrar el balance entre un estado de ánimo estable y una capacidad de expresión personal y creativa sanos, que me permitan, de alguna manera, ser la mejor versión de mi. Una versión, en el caso de la bipolaridad, no excenta quizás, de altibajos, pero que me permita tener una vida “normal” (y sólo entre comillas porque la normalidad está sobrevalorada).

Bueno, en fin, cómo intro a mi vuelta a las palabras, quería contarles eso de que finalmente, eliminar la quetiapina me trajo efectos positivos, y aunque al ratito me di cuenta que eliminarla por completo no era la mejor opción —en dosis bajas se usa para inducir el sueño, cosa sagrada en temas de salud en mental y que yo necesito cuidar especialmente en mis momentos más “iluminados”— al ver su efecto en mí, aprendí muchísimo sobre la experiencia  y relación entre los remedios, la salud mental y la creatividad. Y espero que también hayan aprendido ustedes al leerme.

Así que como puse en el título,¡he vuelto! Y es que ahora sí tengo muchas cosas que decir, mucho de qué opinar y muchas anécdotas que compartir, y hoy sí sé cómo hacerlo.

Para que se hagan una idea de lo que viene, en estos últimos dos meses “me fui a vivir sola" (temporalmente) ;y además —en modo de vuelta a mis clásicas “germanicosas”— perdí (y recuperé), en menos de 2 semanas mi celular. Y no es como que no lo encontraba. Una de las veces me lo robaron y las otras 2 lo dejé en lugares donde, o me lo devolvieron o lo pude recuperar (¿cómo no tener fe en la humanidad después de eso?).
De ambas experiencias aprendí mucho y creo que por separado son historias dignas y entretenidas de compartir. 
Así que nada po, estén atentos para que se las cuente y ya volveré a escribir para opinar de cosas más relevantes en nuestro contexto actual. Cosa respecto de la cual siento que también estoy al debe.

Por ahora y como siempre, ¡GRACIAS ☺️ por leerme hasta el final!
(Y como casi spam, no se olviden de seguir en Instagram mi @proyectogratitud que no me gusta que mi insta personal lo doble en seguidores cuando debiera ser al revés)