miércoles, 16 de septiembre de 2020

Kobe, Bono, Malala, Julio, Chadwick, Gaudí y mi mamá. ¿Que tienen en común estas personas? A mis ojos, son todos Santos. ¿Cómo así? Aquí les explico.


Si pensamos en la palabra “santo”, creo que al 90% de nosotros se nos vienen a la cabeza esas imágenes de señores o mujeres religiosas que encontramos dentro de una iglesia, o en las estampitas que nos entrega(ba) en en la micro, alguna persona necesitada de alguna moneda. Pensamos en gente peculiar, con vidas extraordinarias. Pensamos en gente de altares, gente con otra gente devota de sus vidas. Para la mayoría, un santo es un ser lejano e inalcanzable. 

Pero ¿saben qué?, eso no es la santidad. No como la enseña la iglesia (Católica) al menos. La santidad es algo muchísimo más simple, y realmente muchísimo más alcanzable. Y todos, independiente de nuestro credo, estamos llamados a ser santos. 

¿Cómo? Te preguntarás, amigo o amiga lector/a. ¿Cómo va a ser que algo tan ligado a la religión católica sea universal? 

     

Partamos por el hecho de que la palabra católico, literalmente significa “universal” y aunque en muchos aspectos no pareciera serlo, las bases del catolicismo son completa y absolutamente universales. Pero esto no es sobre la iglesia. Es sobre la santidad universal. Y ahora sí que sí les explico para dónde va esta micro.

Primero. Si pensamos en el mensaje de Jesús de manera objetiva, podemos decir ,en pocas palabras, que todos estamos llamados a “AMAR”. Jesús dejó claro que AMAR era lo más importante por lejos. Y eso, es universal. Y para mi, ese dicho “Dios es AMOR” hace referencia a lo mismo.

Entonces, si estamos llamados a Amar, podemos entender que el Amor debe ser la base de nuestras vidas. Que es el Amor (el con mayúscula) el que debiera guiar nuestro actuar, pues cuando hacemos (cualquier tipo de cosa) con Amor, es cuando alcanzamos la plenitud de nuestro ser.

Y ahí viene lo segundo, Amar es SER en plenitud, porque cuando uno ama algo o a alguien, es cuando uno es más uno, valga la redundancia. En nuestras pasiones, en lo que amamos, se encuentra también nuestra vocación, y en nuestra vocación, encontramos aquello para lo que fuimos creados.

Como se ha dicho, que ya casi es cliché, cada persona es única y e irrepetible. Cada persona, viene a la Tierra a hacer algo que nadie más que ella puede hacer. Y todos esos “algos” propios de cada persona, son finalmente su vocación.

Entonces, podemos resumir con que Amar, significa hacer vida nuestra vocación, es decir, Amar nos hace cumplir aquello para lo que fuimos diseñados. 

Ahora, ¿qué tienen que ver todos esos nombres de famosos y de tú mamá o de tu amigo Julio, con todo esto? Bueno, que todas esas personas, son o han sido fieles a sus vocaciones. Y eso, así de simple, es ser Santo. Para la Iglesia, el vivir esa vocación significa, por la concepción de un Dios creador, en cumplir Su Voluntad. Porque para los creyentes, es Dios, quien dándonos libertad, ha definido desde todos los tiempos la misión que cada uno tiene en la Tierra. Y vivir en función de lo que el Creador ha preparado para cada uno, ESO, es la Santidad. 

Y creo que por eso, el llamado a ser Santos y Santas es completamente universal. Porque creo que Kobe Bryant, vino a la Tierra a amar el basket, a dar la vida por esa pasión, que lo llevó hasta a ganar un Oscar (¿muy loco, no? Escribí de eso unas entradas más atrás), y a través de esa pasión, se preocupó de educar; a través de ella, pudo ayudar a quien lo necesitase. Y no fue una persona perfecta. Cometió errores, pero tuvo el coraje de enfrentarlos y de pedir perdón.

Bono por su parte, que sigue vivo, ha usado durante toda su vida, su éxito como músico (es el líder de U2) como recurso para hacer una enorme cantidad de acciones filantrópicas. Ha sido un hombre excepcional, y hasta, tengo un amigo chef que concinó para él y que recuerda haber sido una de las personas más amables en pasar por su restaurant. Recuerda que lo llamó para felicitarlo y que era una persona sin aires de grandeza, realmente sencilla y cercana.

Malala Yousafzai, la Nobel de la Paz más joven de la Historia, con apenas dos décadas de vida, ha dedicado su corta vida a luchar por la educación universal de las niñas. Se ha entregado y ha arriesgado su vida literalmente —recibió un balazo en la cabeza por defender sus ideales— y sin dejar que eso la detenga, por aquello que la apasiona.

Mi amigo Julio, que falleció de cáncer tan sólo a los 27, dejó en ese tercio de “vida normal” todo y más que lo que se deja en una vida “entera”. Fue un hombre amado y amador. De risotadas fuertes y contagiosas, apasionado por su equipo de fútbol favorito (Santiago Wanders), querido por tantos. Tuvo una vida corta, pero sin duda completa. Y aunque su papá me recuerde que no era perfecto (que lo sé) para mi Julio es santo.

El recién fallecido Chadwick Boseman. El Rey de Wakanda. Quién se hubiera imaginado que ese papel lo hizo en medio de una lucha contra el cáncer. 

Es increíble ver cómo el efecto en los que quedamos acá de una persona que fallece “antes de tiempo” nos habla de la grandeza de esa persona. Chadwick con su trabajo, hizo algo histórico para la comunidad de color. Dejó como legado algo que no existía ante de él. Un ícono de superhéroe como ningún otro, que por primera vez dio a los niños (y adultos) de su comunidad, una figura que admirar, alguien con quien se pudieran sentir identificados. Eso además de su pasiva forma de vivir la vida con calma, disfrutando aquello que llega sin grandes complicaciones. Totalmente una persona merecedora de ser catalogada como Santa.

Luego está Gaudí. “Don Antonì” como me gusta decirle, entregó su vida a su pasión por el arte y la arquitectura. Rompió esquemas y desarrolló formas de crear construcciones de estilos completamente distintos a lo hasta entonces creado. Y vivió en función de su amor a Dios. El sí era católico, y dio su vida a hacer aquello que él sentía que Dios le pedía. La Sagrada Familia es una muestra de eso.

Y por último, la tía Pochi, o la Pochi a secas, o la Germana para quienes la conocieron más joven; para mi, mi mamá. Que va a leer esto y va a decir “yo no soy santa”, pero eso es una señal de santidad, como yo le he dicho mil veces antes. Y aunque ella no se sienta digna de llevar el título, las incontables personas que han sido tocadas por el amor de mi madre, desde sus 8 hijos, hasta las personas a quiénes ha hecho clases de guitarra, de matemáticas, de cocina...; las personas a quienes ha ayudado en diversos voluntariados, los caseros de la feria a quienes lleva galletas para Navidad, los peajistas a quienes entrega huevitos de chocolate para pascua; el amor con el que toca la guitarra; todo eso y muchas cosas más, hacen de mi mamá una santa en vida. ¿Si es perfecta? No. Nadie lo es. Ella, además de todo eso, es ultra más estresada de lo necesario. Carga una culpa cuando no la tiene que me desespera. Con ella, porque soy terca, discuto mucho, de diferentes cosas. Nos reta... es 100% perfectamente imperfecta. Es humana. Y con todo eso, es santa.

¿Se dan cuenta? No es tan complejo. Todos estamos llamados a ser Santos. Todos estamos llamados a SER en plenitud. Todos estamos llamados a vivir aquello para lo que fuimos pensados. Porque el puzzle de la vida sólo de completa si logramos, cada uno, SER. AMAR y amando, SER en plenitud.

Así que ya saben, a buscar esa santidad. Seamos seres de luz, que vivan en función del amor. Hagamos lo que nos hace felices. Vivamos nuestras pasiones, y disfrutemos todo aquello, grande o pequeño, que nos haga sonreír, que la vida es para eso. ¡AMÉMOSLA y seamos Todos Santos!


PD: Después de una conversación con una tía abuela que no podía entender por qué yo estaba escribiendo sobre los Santos; me di cuenta, que aparentemente no aclaré, que como todo en este blog, lo que escribí es mi opinión, en este caso acerca de lo que entiendo es la santidad. No estoy de ninguna manera quitándole crédito a los Santos “oficiales” y tengo clarísimo que no soy quién para estar declarando santas y Santos a gente “común y corriente”. Pero sí creo honestamente en lo que escribo, y espero que mi forma de explicar lo que para mi es llevar una vida santa, haga que muchas personas quieran, como yo, aspirar a la santidad. ¿Porque no es a eso a lo que estamos todos llamados?

PD2: También yo veo mis escritos como parte de mi vocación, y muchas veces, casi que siento La brisa de la Palomita Blanca en mi oído, que me sopla palabras que no son realmente mías. Y eso hace que compartir “mis pensamientos” adquiera aún más valor...para mi al menos, supongo... a 



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